miércoles, 21 de diciembre de 2016

Fábula 30: EL CABALLO VANIDOSO

                          EL CABALLO VANIDOSO
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En un lugar muy lejano vivía un hermosos y vanidoso caballo que se creía el rey del corral porque su amo lo consentía por ganar muchas carreras y el humillaba a los otros caballos del establo, pasaron los años y el caballo envejeció y su dueño decidió venderlo a un molinero que lo empleó para que diera vueltas a la piedra de un viejo molino. El caballo no hacía otra cosa desde la mañana a la noche que girar y girar alrededor de aquella rueda, lo cual no sólo le cansaba mucho, sino que lo ponía muy triste  y es que el  viejo caballo  recordaba lo y famoso que había sido en sus años de juventud, en los que había vivido infinidad de aventuras y también cómo se burlaba de los otros caballos que eran más viejos y lentos que él.

Ahora viéndose en esta situación en la que pasaba sus días atado y dando vueltas a dicho molino, se arrepentía de aquella actitud que había tenido cuando era poderoso:

 MORALEJA


"Después de las grandiosas vueltas que en mi juventud di en las carreras, mira a que vueltas me veo reducido ahora. Este es un justo castigo por burlarme de aquellos que veía más débiles e inferiores".

Fábula 29: EL CUERVO Y LA JARRA

EL CUERVO Y LA JARRA

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Un caluroso día de verano, de esos en los que el sol abrasa y obliga a todos los animales a resguardarse a la sombra de sus cuevas y madrigueras, un cuervo negro como el carbón empezó a sentirse muy cansado y muerto de sed. El bochorno  era tan grande que todo el campo estaba reseco y no había agua por ninguna parte. El cuervo, al igual que otras aves, se vio obligado a alejarse del bosque y sobrevolar las  zonas colindantes con la esperanza  de encontrar un lugar donde beber. En esas circunstancias era difícil surcar el cielo pero tenía que intentarlo porque ya no lo resistía más y estaba a punto de desfallecer.
No vio ningún lago, no vio ningún río, no vio ningún charco… ¡La situación era desesperante! Cuando su lengua ya estaba áspera como un trapo y le faltaban fuerzas para mover las alas, divisó una jarra de barro en el suelo.
– ¡Oh, una jarra tirada sobre la hierba! ¡Con suerte tendrá un poco de agua fresca!
Bajó en picado, se posó junto a ella, asomó el ojo por el agujero como si fuera un catalejo, y pudo distinguir el preciado líquido transparente al fondo.
Su cara se iluminó de alegría.
– ¡Agua, es agua! ¡Estoy salvado!
Introdujo el pico por el orificio para poder sorberla pero el pobre se llevó un chasco de campeonato ¡Era demasiado corto para alcanzarla!
– ¡Vaya, qué contrariedad! ¡Eso me pasa por haber nacido cuervo en vez de garza!
Muy nervioso se puso a dar vueltas alrededor de la jarra. Espero unos segundos y se le ocurrió que lo mejor sería volcarla y tratar de beber el agua antes de que la tierra la absorbiera.
Sin perder tiempo empezó a empujar el recipiente con la cabeza como si fuera un toro embistiendo a otro toro, pero el objeto ni se movió y de nuevo se dio de bruces con la realidad: no era más que un cuervo delgado y frágil, sin la fuerza suficiente para tumbar un objeto tan pesado.
– ¡Maldita sea! ¡Tengo que encontrar la manera de llegar hasta el agua o moriré de sed!
Sacudió la pata derecha e intentó introducirla por la boca de la jarra para ver si al menos podía empaparla un poco y lamer unas gotas. El fracaso fue rotundo porque sus dedos curvados eran demasiado grandes.
– ¡Qué mala suerte! ¡Ni cortándome las uñas podría meter la pata en esta estúpida vasija!
A esas alturas ya estaba muy alterado. La angustia que sentía no le dejaba pensar con claridad, pero de ninguna manera se desanimó. En vez de tirar la toalla, decidió parar un momento y sentarse a reflexionar hasta hallar la respuesta a la gran pregunta:
– ¿Qué puedo hacer para beber el agua hay dentro de la jarra? ¿Qué puedo hacer?
Trató de relajarse, respiró hondo, se concentró, y de repente su mente se aclaró ¡Había encontrado la solución al problema!
– ¡Sí, ya lo tengo! ¡¿Cómo no me di cuenta antes?!
Empezó a recoger piedras pequeñas y a meterlas una a una en la jarra. Diez, veinte, cincuenta, sesenta, noventa… Con paciencia y tesón trabajó bajo el tórrido sol hasta que casi cien piedras fueron ocupando el espacio interior y cubriendo el fondo. Con ello consiguió lo que tanto anhelaba: que el agua subiera y subiera hasta llegar al agujero.
– ¡Viva, viva, al fin lo conseguí! ¡Agüita fresca para beber!
Para el cuervo  fue un momento de felicidad absoluta. Gracias a su capacidad de razonamiento y a su perseverancia consiguió superar las dificultades y logró beber para salvar su vida.

Moraleja:  si alguna vez te encuentras con un problema lo mejor que puedes hacer es tranquilizarte y tratar de buscar de forma serena  una solución.

Fábula 28: EL GATO INTELIGENTE


EL GATO INTELIGENTE
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Vivía en el bosque un gato  al que todos consideraban un zoquete, pero que era inmensamente rico. Su casa era un palacio rodeado de jardines . Cualquiera que llegaba a esa mansión, con sólo echarle un vistazo a la fachada, imaginaba que  alguien muy  importante y distinguido vivía allí.
Una vez dentro, cada salón era más grande y ostentoso que el anterior. Enormes lámparas de cristal colgaban de los techos y exquisitos muebles llenaban todos los espacios.
Un día, su primo el zorro lo visitó. Recorrió todas las estancias y con cierta extrañeza, le hizo un comentario.
– ¡Tienes una casa impresionante! Se nota que has mandado traer magníficos objetos y las mejores antigüedades de los más recónditos lugares del mundo, pero no he visto ni un solo libro en toda la casa… ¿Cómo es posible que no tengas una buena colección? – dijo enarcando las cejas con gesto de sorpresa – Los libros son los mejores maestros que existen, pues resuelven todas las dudas, abren la mente a nuevas ideas y nos acompañan toda la vida.
– Tienes razón – respondió el gato, pensativo – ¿Cómo es que no se me ha ocurrido antes?
– Bueno… Todavía estás a tiempo. Tienes espacio de sobra para construir una librería y llenarla de libros interesantes.
El gato compro una gran colección de libros y se volvió el mejor lector y el más sabio del bosque
– ¡Fantástico! Conozco todos los libros que tengo en la librería. Ahora no soy solamente un gato  rico, sino un gato  sabio.
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Moraleja: la verdadera sabiduría se adquiere leyendo las cosas que a uno le interesan  y le aportan ideas  y nuevos conocimientos.

Fábula 27: EL POLLITO EL ESCARABAJO Y EL AGUILA

EL POLLITO EL ESCARABAJO Y EL AGUILA
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Había una vez un pollito  que corría libre y feliz por el campo. Cuando menos se lo esperaba, un águila comenzó a perseguirla sin piedad. El pobre animal echó a correr pero sobre su cabeza sentía la amenazante sombra del enorme pájaro, que volaba cada vez más cerca de ella.
En su angustiosa huida se cruzó con un escarabajo.
– ¡Por favor, por favor, ayúdame! – le gritó ya casi sin aliento – ¡El águila quiere atraparme!
El negro escarabajo era pequeño pero muy valiente. Esperó a que el águila estuviera cerca del suelo y se enfrentó al ave sin miramientos– ¡No le hagas daño al pollito! ¡El no te ha hecho nada! ¡Perdónale la vida!
Pero el águila no se apiadó; apartó al escarabajo de un sopetón y devoró al pollito ante los ojos del pequeño insecto.
El escarabajo, abatido por no haber podido salvar la vida de pollito , decidió vengarse. A partir de ese día, siguió al 
águila a todas partes  y observó muy atento todo lo que hacía.
Llegó el día en que por fin tuvo la ocasión de hacer pagar al águila por su crueldad. Esperó a que se ausentara, fue al nido que tenía en lo alto de un arbol e hizo rodar sus huevos  para que se rompieran contra el suelo.  Y así una y otra vez: en cuanto el águila ponía sus huevos, el escarabajo repetía la misma operación sin que el ave pudiera hacer nada por evitarlo.
MORALEJA:  

JAMAS MENOSPRECIES A ALGUIEN POR SU TAMAÑO,PORQUE LA INTELIGENCIA NO TIENE QUE VER CON EL TAMAÑO.

Fábula 26: LAS RANAS GRITONAS

LAS RANAS GRITONAS
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Carlos  salió asía  el campo una atardecer, cuando de pronto escucho el croar de unas ranas, el se acerco al estanque donde estaban, y pregunto qué estaba pasando porque era ese ruido tan grande que estaban haciendo,  una de ellas le dijo, mira niño lo que pasa es que queremos  que nos mande un rey  para que nos gobierne, el niño les dijo  cual es la mayor  una rana que estaba en el rincón  grito soy  yo porque, pues usted debería coger la autoridad y  implementar el orden  y no esperar que otro  tomo  que no tiene que ver con nada de su charca tome  el liderazgo.

Moraleja: No permita que otros tomen la función de su vida usted debe tomar sus propios riesgos.


Fábula 25: LA ZORRA Y EL CUERVO GRITON.

LA ZORRA Y EL CUERVO GRITON.

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Había  un  pato pescador parado en un árbol, cuando de pronto asomo un pez salió a calentarse un  poco encima del agua,  el pato que estaba demasiado hambriento  lo observo,  cuando el pez se dio cuenta que el enemigo estaba mirándolo, comenzó a gritar desesperadamente, el pato se acerco para ver que estaba pasando, y el pez le dijo si quieras has venido, pues tengo un anzuelo pegado a mi garganta será que usted  me puede ayudar a quitármelo,  el pato se agacho y  el pez saco las aletas y le dio unas bofetadas al pato quien cayo al agua atardecido  por los golpes y el pez escapo.


Moraleja: No  confíes en nadie las apariencias en gañan.

Fábula 24: EL PEZCADO QUE NUNCA HABIA VISTO UNA NIÑO.

EL PEZCADO QUE NUNCA HABIA VISTO UNA NIÑO.

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Había un pez que nunca en si vida había visto un niño,  escucho en ruido a la  orilla del el rio, y le dio por asomarse,  al mirarlo por primera vez  sintió mucho miedo  y dio un chapaleo, se metió en lo profundo del rio, decidió de nuevo asomarse, tomo las cosas con más calma  lo observó  al niño  un buen rato.  Al mirar que ya no corría peligro se acerco  con el fin de observarlo  mejor  y demostrarle que él  era más  grande y tenia poder sobre el rio.

Moraleja:   en la medida  que vayas conociendo, algo así  le irás perdiendo el  temor, pero mantén siempre  la distancia y prudencia adecuada.